Nada sino la luz. No hay nada sino la luz
contra la luz.
–O. Paz
La letra mira la sombra que proyecta.
Regresa la vista a quien la escribe.
El ojo de la letra es un astro.
Avanzo directamente hacia ella,
la embisto, la pronuncio y de inmediato se multiplica.
Avanzo, su aliento me pertenece.
Yo la pinto de negro, le doy línea y forma, sonido.
Herida sobre el papel se deshabita.
Su soledad en la página puebla los vacíos.
Fluye inmortal, en la boca y los ojos de otros,
cada vez, diferente…
Donde la contemplo y me contempla,
nuestros ojos, se vuelven uno, en el tiempo
somos uno.
Dejamos atrás la memoria,
ese limbo donde el espacio es escultura.