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Atemporal

Palabras que no se pueden decir, que se quedan en silencio.

Quieres decirle que te agota el pensamiento, que sientes espasmos en el estómago, que quieres más… pero está prohibido.

Guardas el secreto muy profundo en tus pulmones, en donde se desgarrará y pudrirá hasta que muera todo el cuerpo, porque no debes, porque eso, tal vez, ya se lo has dicho a alguien más en el pasado.

Pasa más seguido de lo que quisieras, el menos una vez cada 7 años; no lo esperabas, es un golpe de humo inesperado que aspiras y se te antoja, como cuando estás en un lugar en el que no está permitido fumar y de pronto, de la nada, te llega el rastro del tabaco que alguien más está fumando afuera.

Y así nos vamos, de charla en charla, de cigarro en cigarro; lo mucho que tenemos en común, lo lejos que estamos de pasárnoslo de labio a labio. Tus manos tan frías, mis manos tan rotas. Tus ojos me siguen diciendo cosas, cosas que queremos hacer cuando sólo somos tú y yo. Y pierdo la concentración.

Nos divertimos disimulando, creyendo que no sabemos de lo que estamos hablando cuando está claro: si fuera el momento, si fueras tú y no fuera yo, o si fuera yo hace tiempo con un poco menos de historia, entonces seríamos los dos.

Hoy, solo nos queda seguir compartiendo el placer de fumar un cigarro en el jardín.

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Escritora. Bruja de oficio, cocinera de palabras por accidente. Cambio de color todo el tiempo porque no me gusta el gris, un poco sí el negro, pero nada como un puñado de crayolas para ponerle matiz al papel. A veces escribo porque no sé cómo más decir las cosas, a veces pinto porque no sé como escribir lo que estoy pensando, pero siempre o casi siempre me visto de algún modo especial para despistar al enemigo. Me gusta hablar y aunque no me gusta mucho la gente, siempre encuentro algún modo de pasar bien el tiempo rodeada de toda clase de especies. El trabajo me apasiona, los lápices de madera No. 2 también; conocer lugares me fascina y comer rico me pone muy feliz. Vivo de las palabras, del Internet y de levantarme todas las mañanas para seguir una rutina que espero algún día pueda romper para irme a vivir a la playa, tomar bloody marys con sombrillita y ponerme al sol hasta que me arda la conciencia. Por el momento vivo enamorada y no conozco otro lugar mejor. El latte caliente, una caja de camellos, una coca cola fría por la tarde, si se puede coca cola todo el día, y un beso antes de dormir son mi receta favorita para sonreír cuando incluso el color más brillante se ve gris. La Avinchuela mágica.
Estudia la carrera en Artes Visuales en la FAD. UNAM y al terminar el Diplomado en Ilustración en la Academia de San Carlos, se dedica a esta labor.
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