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Azul de mirada fría, antártica, polar…

Todo brillaba en la ilusión y la simulación, lo siniestro no asomaba, sólo el terror del ogro y ese cuento de que muchas lágrimas derramadas podrían hincharlo hasta alcanzar proporciones monstruosas, inflarse hasta robarme el aliento y matarme de asfixia; sin aire, una mortal inundación. Pero no eran más que cuentos, pesadillas y desvelos intermitentes: aguardaba en la noche la mirada cálida de mi madre y sus mágicas palabras, que pintaban un mundo hospitalario y colorido. Hoy no puedo sonreír al recordar esta calidez: no eran más que ficciones. Hoy, los decorados infantiles viven amenazados por una luz que hará arder las artes del engaño. Arrojaré el bastón y arrancaré la máscara de mi piel, ahora que la realidad se muestra inclemente, antártica y polar: mis ojos helados por esa oquedad que habita toda existencia, esa caducidad que marchita. Soltaré el bastón y la gravedad ilusoria, y me hundiré: clavaré los pies en la nieve.

 

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Escritor. Sirocco es una agitación, un temblor, viene del desierto y de la mar. Susurra su camino al oído de la arena, allí deja su huella y presagia vida, pues en su camino respira el agua y le regala oleaje. Sirocco es movimiento, grito del silencio, fértil aridez que acoge las voces de todo, animado con su aliento. Así la tinta, como Sirocco en la arena, deja rastro. Sirocco un viento marino que escribe en el papel de las aguas, revela los trazos de la vitalidad, esa sorpresa del ojo ante el resplandor del rayo que penetra la espesura de la tormenta de arena; recuerda que hay que respirar, detenerse, ver y sentir, para seguir… Con la tinta, el barco ancla, se detiene en la mar, y llega a la luz el fondo; a veces, el surco sacude como un temblor y con la fuerza de un naufragio lleva a profundidades oscuras, donde habitan desconocidos seres marinos, terribles e inmemoriales. Sirocco es un nombre para la escritura de agua y arena, un nombre para ese rumor de trazos, en el sendero de la ventisca; Ella es un modo de conciencia, un caudal de sensación que se hace imagen. Por Él, ese viento del desierto, la arena se humedece de sal y la tierra transfigura semillas: magia alquímica, de metamorfosis y transmutaciones.
Diseñadora gráfica e ilustradora del instituto departamental de Bellas Artes de Cali, Colombia. Creo y dibujo cuanta cosa se me ocurre y aquí se las dejo esperando que las disfruten.
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