Vi corales que se divertían amarillos. Yo camino por el agua, abajo, respirando como un guerrero. Abajo, dragones de galaxias que cantan al vacío; dejando nada, en la nada. Voy desnudo de agua y de bosque, bosque de esqueletos amarillos.
Beso que cocina en mi boca las bocas-moluscos de sabores. Jade va, el caballo aterriza sobre el pasto que es la niebla. Vencida por unicornios muy reales, cabeza de medusa pasajera. Cargamos las mochilas de perezas, pasas y té.
Baja1
desnuda2
por mi espalda3 verde4
por el pozo5 ligera6.
Lista para irnos a la escuela de gigantes aburridos, ¡blanca se despide de los villanos negros que se tuestan en el calvario de un amante casi nuevo, casi humano! Me recuerdas a los días mandarina, en verano: empiezan débiles salvados, acaban azules drogados. Tan joven como necio, mis cabellos desbaratados por piedras de tu diario te dicen barco, cobra; dicen nombres que tu cuello inventa a deshoras.
Te digo “Arena”. Te miro clara, coche, mostaza, costras en mi nido de hipocampos.