Me invitó al camerino. «¿Du yu guana guet jai?», ji sed luego de arremangarse la camisa satinada y negra y de enjuagarse el sudor y pasarse una toalla por el cabello y la cara.
Sonreí. Le dije —al tiempo que mordisqueaba con mis dientes mi anular izquierdo— que aim in valium ol redi, que aid lob to dai intu yor arms, beibi, bot not tunait, Nick, lets meic a plan.
End den ji smaild.