Espasmo.
(Del lat. spasmus, y este del gr. σπασμός).
1. m. Enfriamiento, romadizo.
2. m. Lit. Contracción involuntaria de los músculos, producida generalmente por mecanismo reflejo, de manera súbita durante ciertos martes por la tarde o jueves en la noche, cuando el cuerpo se acuerda de ella, de sus tejidos ambarinos, de sus pelitos tibios y se contrae felino preparándose para la caza, para matar un poco la religión con ella y explotar ahí adentro, pero no pasa.
3. m Bio. Encogimiento inconsciente del cuerpo, en preparación instintiva para apretar sus carnes tibias, lamer sus escasos sudores y vivir un rato en ese pelo sustancioso, pero no pasa.
Aclaración. El espasmo sin ella suele culminar en dolores agudos y sudoración excesiva de los sobacos, sensación urticante en la cabeza, jorobas atemporales, halitosis de desesperanza y, en casos poco frecuentes, se despliega automáticamente en un salto fortuito hacia adelante que suele llevar a los individuos afectados a estallar como resortes humanos contra las paredes o ventanas o abismos, llevándose por delante lo que tengan: objetos, personas, mesas, sillas, animales, plantas, esculturas, jefes, pero, sobretodo, paredes, ¡paredes! Como si el amor muriera en las paredes.