Lleguemos a un acuerdo, tú me lees, yo te escribo. «Había noches en que todo el mundo estaba como esperando algo y yo me sentía como un nómada fracasado, de esos que van a todas partes sin llegar a ningún lado.» Escribo «adios» sin acento para que no suene a despedida.
Ilustradora.
Experta en llegar a casa sin dobladillo, hacerla de pepenador y mantener todo en absoluto desorden. “La Muñeca” (mote familiar que ganó al nacer por su tamaño convenientemente particular), se inclina por las artes gracias a los monos de perfil con grandes narices de su padre y a la famosa “libreta roja” de recortes y canciones su madre. Su incapacidad de recrear lo real nace a partir del “Alacrán, cran, cran” cuando, en lugar de una imagen, su madre pega uno real… Hace ilustraciones para revistas, libros para niños y de vez en cuando una que otra escultura con chicle o tela.
El amor en tiempos del messenger
Nadie sabe querer, porque no hay un método; nadie sabe querer, porque no hay formula; nadie sabe querer, porque no hay guión establecido;…
Por Adan Brontis y Carlos Álvarez
Mi mente usa zapatos de tacón
Te llaman mis fantasmas intersticiales, mi bostezo entre las piernas, mi negro musgo de esporas inefables. Te llama la noche que gotea entre…
El silencio
A mi mente llamas, recibes la llamada de los siglos, la boca del silencio es una llama, recibo de tu boca la llamada…
Por Cristian Celis y Carlos Álvarez
La vasija de Olena
Olena me trajo un regalo del otro lado del mundo y con él su sonrisa de café y de tabaco. Olena me trajo…
Por Ulises Granados y María Neri