Cristian Celis
Me enseñaron a escribir y a contar desde los tres años con ayuda de naipes, corcholatas de colores y revistas de ciencia.
Mi televisión (de esas grandotas de madera ) no se veía, así que tenía que imaginarme lo que sucedía adentro, ¡oh imaginación!
La poesía es como un sol, adentro, único y salvado: respirar de sus manos amigas, como de pájaros azules que se vuelan por el cráneo, pisar el pasto seco y el aroma acuarela de los mercados, decir con sus jaulas las negras olas desnudas que me toman por el brazo; el sol ondula por encima, como un pálido disco blanco enjuagado. Cuando no trabajo en mi laboratorio me gusta salir a caminar mucho y visitar el océano, ¡ah! y los efectos psicodélicos de las guitarras jaguar.
Me gustan las puertas viejas y vencidas, los paseos sin sentido y el viento en la cara cuando voy en moto. No me gusta cortarme el cabello.
Cinco de diciembre
La noche colmada de borrasca dio paso, por un instante, a una leve nevada. La luna iluminó el polvillo que levantaba el viento;…
Instrucciones para dejar de llorar
Cuando comience el fin de esos tres minutos que parecieron eternos, empieza a limpiarte las lágrimas y los mocos. Quítate de la cara…
La sed inextinguible de los extramuros
«Van ganando uno cero. »Mira negrito, definitivamente no hay lugar más cómodo en el cuerpo para sostener un cuchillo que entre las nalgas,…