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La invención del yo

Piel de tigre en cuerpo de cordero.

Una tipilla queriendo dominar sus instintos.

Fieras, cazadores, hipócritas, víctimas o débiles.

Fractales.

Existen al menos unos cientos de miles de opciones en las que el azar impedirá que se replique tu información genética. Ser quien de verdad crees ser.

¿En dónde lo ves?

Cajitas de impresiones por doquier. Ser una, dos, tres personalidades. Ser ninguna.

Callar el impulso que te domina. Ese que se disfraza en profundidad. Ahí no hay calor. Esa finitud que da el espacio no la puedes ignorar. ¿Te crees tan fuerte para no ver?

¿A dónde volteas? Evades la piel de gallina.

 

Finges y te sale muy bien. Regresas a la comodidad. Un café con dos sobres de Splenda. Para los demás eres un cliché. Siempre llegas al mismo lugar. Te controlan los mismos ojos con los que miras afuera. ¿Cómo te reconoces? Por más que tratas, el espejo refleja lo que hay.

Escritora. Escribe para no olvidar(se). Escribe recordando que las letras divagan entre libros e imágenes, por eso se apresura a aprehenderlas. Escribe porque le atraen los instantes. Escribe porque le desespera esperar. Escribe aunque su letra sea todo menos bonita.

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