Creo que he pensado más de lo debido y razonable, más de lo recomendado por mi médico y más de lo que mi experiencia advierte. El problema no se desprende del significado que le doy a lo que pienso, en este caso es un asunto meramente cuantitativo: ideas aladas que se yerguen como amenaza: demasiadas: promesas aciagas: palabras que penetran mi frente: pensamiento: hoy me mato: bienvenido el viento: mañana muero: quiero existir: luego pensar: sólo eso.
Y blandir la espada sobre el vientre: descubrir entonces que la cicuta soy yo.