Nunca he estado feliz, nada me embona ni me acomoda. Aquella noche estaba triste, tan triste que todo a mi alrededor apestaba, las flores caían, el aire pesaba, la lluvia era caliente mientras un perro, observando mi tragedia, en lo alto de una casa se suicidaba. Caminaba y me repetía a mí mismo y decía: mí mismo, tienes que ser fuerte, valiente, aguerrido, porque ya has sido infeliz tantas veces que ahora no puedes escapar de su nido. Siempre tuve un instinto animal, de niño comía pedazos de carne cruda para sentir el frío de la muerte, pero esa noche no pude, no lo tuve y me arrepiento de haberlo pensado, porque hay cosas que no se piensan, se hacen y listo. Esa noche marcó mi camino.
Adan Brontis
Soñador. Escritor con los ojos abiertos. Mirada en la espalda. Aprendió a vivir las calles, los buenos tacos y el sudor de las mujeres. México es un puñal clavado en su espalda.
Los vieron caminar
Se entendieron en el primer instante, ese que pasa cuando los dedos se entrelazan. Se llenaron de ciudad en los labios. Se caminaron…
No eres tú (después de la tormenta)
Es el ruido, es la ciudad, son los autos y las personas. Es el miedo al desorden que provoca planes fallidos que provocan…
La cuestión de siempre
Tomaba un café acompañado de un cigarro cuando al observar lo resecas que estaban mis manos también me percaté de que las cicatrices…
Un hechizo para el corazón
Ella era como un sueño, con su cabello liso, rubio, su cara angelical, su piel suave. Eras demasiado tímido como para hablarle, además…




