Recuerdo que cuando llegabas a casa nos poníamos a jugar.
Recuerdo que me gustaba el sonido del láser partiendo las paredes
y yo esquivaba las balas para no dañar la porcelana.
De pronto, recuerdo que el juego nos aburrió.
Y me quedé parada… me miraste…
… disparaste…
Me desvanecí.
Tus ojos como pólvora me atravesaron.
Mi cuerpo partido en dos
… corría la sangre…
Y dos segundos antes de cerrar los ojos pensé:
“Quiero regresar al día en que sabíamos
que jugar era divertido.”