En ese campo un día crecerán setas, se levantará un árbol y su sombra se derramará sobre cada brizna de hierba. Vendrán las bestias y pisotearán cada rincón, y bajo sus pezuñas se quebrarán hojas y ramas, y morderán la corteza reblandecida por la lluvia, y sus colmillos olvidarán su rastro.
De ese campo se perderá cada hoja y cada árbol, se secará cada arroyo y todos los cardos. Se irán las sombras, los silbidos y el grito del viento.
Sobre ese campo, un día, se erigirá un oscuro edificio. Alguien hundirá su mano entre el polvo y la gravilla. Alguien asomará un ojo imprudente, e inevitablemente se preguntará el origen de esa osamenta y los trozos de esa vasija roja.