Me enseñaron a escribir y a contar desde los tres años con ayuda de naipes, corcholatas de colores y revistas de ciencia.
Mi televisión (de esas grandotas de madera ) no se veía, así que tenía que imaginarme lo que sucedía adentro, ¡oh imaginación!
La poesía es como un sol, adentro, único y salvado: respirar de sus manos amigas, como de pájaros azules que se vuelan por el cráneo, pisar el pasto seco y el aroma acuarela de los mercados, decir con sus jaulas las negras olas desnudas que me toman por el brazo; el sol ondula por encima, como un pálido disco blanco enjuagado. Cuando no trabajo en mi laboratorio me gusta salir a caminar mucho y visitar el océano, ¡ah! y los efectos psicodélicos de las guitarras jaguar.
Me gustan las puertas viejas y vencidas, los paseos sin sentido y el viento en la cara cuando voy en moto. No me gusta cortarme el cabello.
Lo que ocurre en los altos
La misma angustia en los globos oculares del día anterior y de hacía unas semanas y de hacía más de un año. Qué…
La cuestión de siempre
Tomaba un café acompañado de un cigarro cuando al observar lo resecas que estaban mis manos también me percaté de que las cicatrices…
Endorcismo
vengo de mis extranjerías de mis nimbos de mis nudos de mis dislocaciones desde el muro reventado y la marisma desde la ida…