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Lógica

Susana a veces pernoctaba en un cuartito del apartamento de José, un cuartito que le había agregado un viejo inquilino, más para guardar desorden que para ser habitable pero no importaba pues después de follar quedaba tan cansada que agarraba una silla, trepaba y se introducía con dificultad en el agujero y se dormía inmediatamente sin sentir ni la mas mínima claustrofobia ni el mas mínimo pavor de estar en un espacio cómodo como una morgue y oscuro como el odio.

Se sentía tan sola y humana como un moco pegado debajo de una mesa. Era perfecto, la paradoja de la libertad siempre ha servido para la felicidad, para la tranquilidad del espíritu y el fortalecimiento de la autoestima.

José empezó a preocuparse cuando llegaba a casa y se daba cuenta de que ella seguía ahí, en el agujero diminuto y no había salido en todo el día, no había estado verticalmente en este mundo en 14 o quizás 16 horas, sin luz, ni aire puro, ni baño.

Pero al ver su felicidad, su placidez, su conexión con el universo, hizo lo más humano que le vino a su cabeza: empezó a cobrarle el alquiler.

Escritor/Ilustrador.
Diseñador gráfico alma vendida, hedonista de bolsillo vacío, activista de la pereza y los vicios solitarios, nacido en tierra de nadie Santiago de Cali, prosperó en la vida alegre y fue criado en modo experimental, casi como un hámster de ritmos tropicales, con la ternura y los dientes necesarios para dar un par de puñaladas de cariño y el justo pelito afelpado de la embriaguez.

Cree que el juicio es una trampa, la cerveza es una dicha y el humor confunde al tiempo; cree que el dinero es para los amigos, los genitales para el viento tibio y un vaso de licor con hielos para mantener el equilibrio en cualquier ocasión que valga la pena.

Dibuja desde siempre, con disciplina de borracho -tinta y mugre- y nunca termina nada, no sabe de finales ni de principios ni de la ciencia exacta del éxito. Pero sabe caminar por ahí, encontrando compinches que han iluminado las vueltas de su vida, y le escuchan sus teorías de viejo impertinente, iconoclasta y prostático, a cambio del poco tiempo que nos queda.

Amén.

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