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Medicina para el vértigo de corazón

Pareciera que lo he visto antes.

Esta sensación ilusoria de querer girar sin poder moverme. Las convulsiones focales de mi pupila interna se atraviesan en la memoria y me hacen pensar que la imagen está al revés; no es el ojo el que las voltea, siempre hemos visto mal.

El vértigo se convierte en un trastorno, ahora del oído medio. Me hace perder el equilibrio y después la orientación espacial. Es la ausencia, el miedo, la incertidumbre que me ha causado daño, pero no cerebral. Más bien he desarrollado una afección emocional. Primero vino el váguido, luego los dolores de cabeza, hipoacusia, manifestaciones vegetativas exacerbadas.

De no moverme, paso a las convulsiones otra vez y un dolor en el pecho que no para. Puedo adivinarlo, lo siento, es mi corazón que no anticipa los mareos.

La aparición del vértigo ha sido brusca, de corta duración, con sensación de giro del entorno; también falsos vértigos objetivos o subjetivos. Todo se resume a una sola cosa: he bebido demasiado, el láudano no ha sido medicinal después de todo. Tal vez si dejo de beberlo por un tiempo los mareos cesen. Tal vez… si dejo de beberlo y de pensar.

 

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Escritora. Bruja de oficio, cocinera de palabras por accidente. Cambio de color todo el tiempo porque no me gusta el gris, un poco sí el negro, pero nada como un puñado de crayolas para ponerle matiz al papel. A veces escribo porque no sé cómo más decir las cosas, a veces pinto porque no sé como escribir lo que estoy pensando, pero siempre o casi siempre me visto de algún modo especial para despistar al enemigo. Me gusta hablar y aunque no me gusta mucho la gente, siempre encuentro algún modo de pasar bien el tiempo rodeada de toda clase de especies. El trabajo me apasiona, los lápices de madera No. 2 también; conocer lugares me fascina y comer rico me pone muy feliz. Vivo de las palabras, del Internet y de levantarme todas las mañanas para seguir una rutina que espero algún día pueda romper para irme a vivir a la playa, tomar bloody marys con sombrillita y ponerme al sol hasta que me arda la conciencia. Por el momento vivo enamorada y no conozco otro lugar mejor. El latte caliente, una caja de camellos, una coca cola fría por la tarde, si se puede coca cola todo el día, y un beso antes de dormir son mi receta favorita para sonreír cuando incluso el color más brillante se ve gris. La Avinchuela mágica.
Ilustrador. Me gusta caminar, observar atento, hablar y hablar y hablar, la palidez del otoño y sus colores en el aire, el olor del café y los rincones vacíos.
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