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Mirar para adentro

Cada cabeza es un bosque, un escondite. Corre a refugiarte cuando las ansias te han comido, cuando necesites escuchar tus silencios o cuando las horas por la noche te permitan transitar entre los árboles del sueño.

Invita a tu bosque a quien entienda tu lenguaje, cobíjalo con tus hojas secas y enséñale esa vida paralela donde tu exterior hace eco con lo interno de tu cuerpo y donde podrás encontrar la paz.

 

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Escritora. Observadora de la vida y los detalles. Me gusta compartir lo que veo, escribir con un ojo en lo real y el otro en lo imaginario.
Ilustrador. Me gusta caminar, observar atento, hablar y hablar y hablar, la palidez del otoño y sus colores en el aire, el olor del café y los rincones vacíos.
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Tris tras

Ansiedad

Abrió la puerta y ahí estaba. El siguiente suceso fue súbito; tanto, que por más que se empeñó en enterarse, su cerebro no…

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