En una vida anterior fui encargada de un videoclub en Ciudad Juárez, actriz de teatro: bolero, ángel, diabla, preciosa ridícula, cantante, abogada, mujer fatal, vividora, loca, desahuciada, princesa, bruja, rata bailarina, niña, niño, tortuga, anciana…; modelo, ayudante de un mago y faquir, vendedora de amuletos cósmicos en ferias del pueblo, vendedora de tiempos compartidos, asistente de un psiquiatra bebedor, mesera con escote amplio, telefonista de call-center, paseadora de perros, guionista, correctora de estilo, redactora publicitaria y estratega de contenidos web. Ahora vivo reencarnada en mí.
No, por enésima vez
¡Vuelve a tocar esa canción! Una voz en off parecía comandar la función de esa noche. En cabina daba la impresión de que…
Un abrazo cualquiera
Sentada a un lado de la mesa y sólo falta estirar los brazos: cruzar ese puente invisible que hace que la noche sea…
La gran impostura
No me gusta reír. No le veo la gracia a nada de lo que ocurre por aquí. Ni siquiera la ingenua estulticia de…