No soy príncipe de nada.
Poseo dos ojos,
a veces he poseído
algo de tierra, algo de semillas.
¡Qué felicidad!
A nadie tendré que darle cuentas
de mis hechos.
Pero, ¿y si poseo más que nada ?
Sé que poseo todo lo que puedo sentir,
y ese poseer es tan breve como la vida.
Pero igual de breve la muerte es.
Nadie dura muriéndose más de cien años.
¡Qué felicidad!
Si poseo dos ojos,
a veces he poseído más de dos manos,
algo de tierra, algo de semillas.
Y ¡atención!
No soy príncipe de nada.