De tiempos viejos, guardados. Es impresionante el efecto efervescente que producen estas imágenes en mis debilitadas glándulas lagrimales.
Día a día cada uno de estos seres tan queridos que ya no están, guardaron sus rostros con gestos fugaces. Algunos reflejando sus emociones a flor de piel, otros simplemente proponiendo una pose, todos con ropa que ya no se usa.
Todos estos días los estoy recordando en las noches. Todos los días a la misma hora se abre el cajón, se corre la caja de zapatos con utensilios, se inclina el tarro de tornillos de muchos tamaños y diferentes tipos de cabeza que algún día, de seguro, serán usados, cae el álbum al suelo, aún puedo escuchar cómo retumba en mis oídos el sonido:
Aquí están los que ya no están.