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Un caso peculiar

En la Historia natural del Hombre-lobo de Kiesklowski consta, entre muchas otras igualmente curiosas, la historia de un licántropo moderno parcialmente domesticado por un tal Dr. Larssen en la década de los 30 en la ciudad de Nueva York, el cual, según los documentos publicados en dicho volumen, respondía al nombre de Alexander Fincher en su forma humana, y a los de Alex y Buddy una vez transformado. Una de las ideas más interesantes que se muestran en este apartado es, en palabras del doctor, que “no era lógico pero tal vez sí consecuente que Alexander comenzara a presentar brotes psicóticos una vez que se iniciara el proceso de domesticación. A la mañana siguiente de que Buddy aprendiera a dar la pata, Alexander mordió la mano de su enfermera cuando esta quiso retirarle los platos y, por supuesto, no recordaba nada de ello minutos después del incidente”. Este proceso, aunque largo e incómodo para el equipo de trabajo, resultó bastante satisfactorio para el Dr. Larssen pues, a pesar de los problemas que presentaba Alexander para conducirse en sociedad adecuadamente dado su nuevo carácter agresivo e irracional, sus mordeduras no diseminaron su condición licantrópica y, por su parte, Larssen pudo enseñar una gran cantidad de trucos a Buddy. Pero lo más peculiar del caso según los documentos y el propio Kiesklowski es que, dado este cambio en el comportamiento de ambos, “aquel Hombre-lobo que se temía monstruoso fue renombrado popularmente como Perro-hijo de puta, mote que aparentemente, de tan común entre las personas, lo confinó al olvido”.

 

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Músico, escritor, lector, cinéfilo, melómano, hijo, primo, hermano y amigo nacido en la ciudad de México un hermoso y soleado miércoles 29 de febrero de 1984. Gusta de todas las formas de la imaginación y del humor sin discriminación alguna. También disfruta ocasionalmente de una buena novela policiaca. Sostiene que la escritura literaria es una búsqueda donde la voz del escritor debe ser la única constante. En alguna reunión llegó a afirmar: “Puedo suscribirme a cualquier corriente de pensamiento, siempre y cuando sea lo bastante corriente”. No ha recibido ninguna distinción literaria, pero ha otorgado dos títulos de “Abuela Honoris Causa” hasta el momento. El primero a Susan Sontag por su labor crítica y, sobre todo, por esta fotografía; el segundo a Wisława Szymborska por su obra poética y por la persona que imagina detrás de esos poemas. Participó en el proyecto de investigación de literatura policiaca “Crimen y ficción”. Actualmente escribe una columna mensual de cine para la revista Síncope, mantiene el blog “Antología (no tan) arbitraria de textos” y toca la guitarra en la banda mexicana de swing Cotton’s.
Tras ganar su primer premio en efectivo, cambiarlo por brandy y cerveza y beberlos con sus rivales, descubrió su pasión por las letras y que la sopa en realidad sí es un buen alimento ...
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