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Salomónica

Intentó el honesto amor de Octavio, sus zalamerías, sus guiños, sus flores siempre luminosas, hasta sus promesas de rizos ensortijados y manos perpetuamente engranadas.

Intentó el rabioso amor de Esteban, que la asaltaba en los remansos de su propia habitación y le desprendía vestido y botas y el pesado saco de ante y el tocado de flores, y la engullía en una caricia tensa que desconocía cumbres prohibidas, y la prendaba de él como él se prendaba de ella.

Intentó el lánguido amor de Elías. Por siempre ensombrecido. Por siempre de atardecer. Por siempre y para siempre untado con la pez negra de la tristeza, siempre zaherido. Siempre ahí, cercano apenas al roce de los dedos.

Intentó el impetuoso amor de Marina, con el vuelo de sus labios y sus insinuaciones cabalgando el sol de su mirada, oleadas de sensualidad que la tomaban por asalto y borraban cada fotografía de Marina que imprimía en su recuerdo, porque cada vez era más vasta y luciente, y la imagen se volvía insuficiencia.

Pero sus intentos se negaban a reconocer el divorcio entre vientre y corazón. Si al menos se arrebujaran uno sobre el otro. Si al menos la arroparan. Si al menos todos…

—Una no conoce el amor hasta que tiene un gato echado en el regazo, ronroneando.

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Escritor. Lugar común: perfil obsesivo compulsivo, pero es cierto y útil en producción editorial. Editor, traductor, corrector de estilo.
Ilustradora. El color es una constante en mi trabajo. Algo tan cotidiano, para mí se transforma en un algo único, ilimitado, sin horizontes visibles, en algo infinito que puede introducirse en un formato simple como el papel. Desde mis emociones más íntimas hasta mis estados de ánimo están contenidos en los trazos, los únicos a los que no puedo mentir ni engañar. De ahí que cada pieza tenga un énfasis particular en cada trazo, en cada mancha, en cada rayón, en cada línea, aunque tengan la apariencia de un accidente. Cada accidente está premeditado. La experimentación con los materiales es otro recurso que uso para destacar detalles. No tengo un tema específico pero me gusta dibujar mujeres y gatos o un híbrido de ambos; la mayoría de las veces dibujo lo que imagino. Todas mis ilustraciones guardan una parte de mí: en ocasiones, secretos e historias no contadas, sueños e invenciones de personajes que no podrían existir en otro lugar más que en mis trazos y mente. Sin embargo, todas están siempre abiertas al público para dar pie a que cada espectador pueda crear su propia historia, sus propios personajes, para que inicien una nueva narrativa. A la edad de 24 años, soy egresada de la Escuela Nacional de Artes Plásticas –de la Licenciatura de Diseño y Comunicación Visual– y de la Academia de San Carlos con un Diplomado en Arte Contemporáneo. Actualmente me dedico a la ilustración y la docencia.
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Sorprais

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No, no es una iguana. Tampoco boletos. Neh, no son las botitas que vimos en El Chopo, ¡hasta crees! Si ves que ahorita…

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