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Sueños húmedos

Apretó los muslos, la mandíbula, los párpados, y se sintió pesada. Se le clavó el vidrio de saberse cuerpo. Abrió los ojos al caer y los mantuvo abiertos al estrellar la cabeza contra la madrugada.

De la entrepierna a la cintura le subía, líquido, el miedo.

 

 

En una vida anterior fui encargada de un videoclub en Ciudad Juárez, actriz de teatro: bolero, ángel, diabla, preciosa ridícula, cantante, abogada, mujer fatal, vividora, loca, desahuciada, princesa, bruja, rata bailarina, niña, niño, tortuga, anciana…; modelo, ayudante de un mago y faquir, vendedora de amuletos cósmicos en ferias del pueblo, vendedora de tiempos compartidos, asistente de un psiquiatra bebedor, mesera con escote amplio, telefonista de call-center, paseadora de perros, guionista, correctora de estilo, redactora publicitaria y estratega de contenidos web. Ahora vivo reencarnada en mí.

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