No eran muy diferentes los desfiles de moda entre el planeta Tierra y el llamado Belenoide… los mismos espectadores, medio interesados y medio aburridos pero fingiendo ser grandes conocedores de la gran y lucrativa industria. Las modelos tenían la misma fisonomía: altas, muy delgadas y engalanadas con exóticos atuendos, además de dar muestras de impresionante equilibrio al usar los mismos y altísimos tacones y plataformas, como lo hacen un buen número de terrícolas femeninas. El distintivo más importante es que las féminas belenoides —modelos o no— nacen con un lunar muy particular en forma de rayo, como si para la naturaleza belenoide fuera imprescindible diferenciarlas de los seres masculinos; el otro distintivo es que no tienen extremidades superiores. Yo acabo de regresar del último desfile del planeta vecino, en donde adquirí un hermoso atuendo de verano del exclusivo diseñador ZLagerfeldXY: ¡un precioso bikini en tono violeta azulado con sombrilla incluida! Lamentablemente mis voluptuosidades de 120, 100, 180 no se acomodan muy bien dentro del atuendo, debe ser porque yo no tengo esa extraña marca en forma de rayo de las belenoides o porque mis brazos y manos salen sobrando. Así que estoy pensando seriamente en hacerme un tatuaje con esa forma de rayo o en cortarme las extremidades; total, aquí en la Tierra las mujeres tenemos varias marcas, y el estigma principal también es de nacimiento… nacimos mujeres. Pero ¡qué importa, todo sea por estar a la moda!
Lo dicho, entre el planeta Tierra y el llamado Belenoide no hay muchas diferencias.