Cristian Celis
Me enseñaron a escribir y a contar desde los tres años con ayuda de naipes, corcholatas de colores y revistas de ciencia.
Mi televisión (de esas grandotas de madera ) no se veía, así que tenía que imaginarme lo que sucedía adentro, ¡oh imaginación!
La poesía es como un sol, adentro, único y salvado: respirar de sus manos amigas, como de pájaros azules que se vuelan por el cráneo, pisar el pasto seco y el aroma acuarela de los mercados, decir con sus jaulas las negras olas desnudas que me toman por el brazo; el sol ondula por encima, como un pálido disco blanco enjuagado. Cuando no trabajo en mi laboratorio me gusta salir a caminar mucho y visitar el océano, ¡ah! y los efectos psicodélicos de las guitarras jaguar.
Me gustan las puertas viejas y vencidas, los paseos sin sentido y el viento en la cara cuando voy en moto. No me gusta cortarme el cabello.
La mujer pájaro
Lo que va detrás no lo sabe nadie, quizá el espejo le diga algo cuando ella se asoma a verse. Pero detrás de…
La parca soledad
Que tus ojos fallen bajo el peso de mis manos. Que mi nombre te haga estallar la lengua, que tu sexo húmedo de…
Inundaciones claras
Mi aliento repta en tu vientre donde sólo habita tu presencia Mi boca escribe con otros labios el libro que leen tus ojos…
Sobreviviente
No entiendo por qué te alteraste tanto. Ya sé que no era la primera vez que me advertías pero ¿qué querías que hiciera?…