Skip to content

Un plan corporal

Mi especialidad son las malas noticias. “Imelda, esa cerveza es la noche”; apenas levantó los ojos, hundidos ya, e intentó buscar su camino, serpiente varada ahogándose con su propia saliva. ¿Miguel? Me acerqué la tarde en que por fin sintió la nieve lamerle la cara; “Inés la purísima le teme a estas noches heladas, y a ti, y lo sabes”. Y el único rumor que Abraham escuchó fue mi voz entre los setos.

Buenas o malas, no importa: podría anunciarte la lotería, mañana te verías el cuello mordido por la cuerda. Nunca es la naturaleza. Es el momento. Un instante demasiado pronto e Imelda no apura el vaso; uno muy tarde y se desploma sin saber de la inminencia. Hay que buscar el momento o ningún beso es bien recibido.

Un beso es lo que no sucedió. Si el cáncer de Luisa hubiera sido noticia más temprana, ¿hubiera Óscar salido de casa? Si sus ojos —nidos de palomas— lo supieran después, ¿quedaría otro camino salvo volver directamente a su puerta? Una estampida de gritos anunció su partida, una llamada firmó su fuga, una voz cristalina lo escondió en la cantina; sólo tiraba al abandono tres años de su vida. Mis murmullos, en cambio, conocieron bíblicamente esos dedos.

Loading

Escritor. Lugar común: perfil obsesivo compulsivo, pero es cierto y útil en producción editorial. Editor, traductor, corrector de estilo.

Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Mi oso

Grasa

Después de haber sido un hombre, lo primero que quise fue olvidarme de mi padre. Necesitaba olvidarme de mi padre. Al ver mi…

Amor verdadero

Amor y amistad

Luis quería mucho a su hermana. Llevaba meses sin verla hasta que por fin recibió una llamada. Luis llegó puntual al café, eran…

Volver arriba