Buenos días. ¿Cómo le va? Mucho gusto. Soy Ajo… El comienzo de un intercambio que a veces es esporádico y algunas otras largo y tenaz. Un apretón de manos, una mirada a los ojos o un beso en la mejilla despierta la masa metafísica detrás de las cejas y comienzo el eterno asunto de dar. Entrego mis silencios incómodos, la ironía y el sarcasmo alcohólico, las sentencias mamonas y las disculpas humildes. Me expongo como la estoica hormiga burlona o la suave liebre asesina. Entrego la angustia, el desdén, la esperanza y la dicha que cavan en mí los días y los segundos. Ofrezco la vida de un reino diferente al nuestro y la muerte continua del homo sapiens. Arremeto con filosofías kantianas e inyecto vacunas inocuas contra el todo o contra la nada, depende. Me presento una vez con el sueter navideño que me regaló mi suegra, otra con la camisa de hace 8 años de Tears for fears. Soy alguien que sabe que no es nadie y que el tiempo es un deprimente tsunami. Para ustedes seré yo, aunque yo ni sepa en realidad quién soy.
Buenos días.