El papel es nómada cuando anda suelto: a veces va a donde quiere, a veces no. A veces viaja donde el aire lo lleve. La carne es pesada, dura, difícil de mover, y así yo me quedo siempre en sitios que no son más que estancias estáticas, viendo el aire pasar en direcciones contrarias a la permanencia. Quítame los huesos Dios. Hazme leve como la hoja. Déjame volar y que el viento rebelde me monte en su anárquico paseo.
