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Así cantaré alabanzas a tu nombre

Virginia escucha el maullido de un trueno disuelto a la distancia. Media hora, no más que eso; después tendrá que correr. Apura las diligencias de la tarde, se permite comprar una cerveza para terminar el día, acelera el paso porque ya las nubes ásperas se arrebolan sobre ella.

Quizá lleguen todos, quizá sólo vengan los más queridos. Y la voz que susurre caribe, las caderas y su vida propia, los golpes de claves y timbales en su arrullo para esas caderas, las risas que sólo la especulación diga a qué se deban. Quizá Virginia tendrá oportunidad de decirle buenos días a su hermano, con la misma sonrisa con que saluda a Alejandra apenas cruza la puerta de entrada.

Quizá mañana sea como cualquier otro sábado y desayunemos juntos sin saber siquiera que alguna vez nos hemos visto.

No lo sabré. Virginia no lo sabrá. Ni tú, a pesar de todas las horas durante las que te asalte la necesidad de saber. «Lo mejor para ustedes es la duda», pero siempre nos preguntaremos si en algún lugar alguien llamará de nuevo a Virginia y esperará escuchar el beso de su respuesta.

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Escritor. Lugar común: perfil obsesivo compulsivo, pero es cierto y útil en producción editorial. Editor, traductor, corrector de estilo.
Ilustradora. El color es una constante en mi trabajo. Algo tan cotidiano, para mí se transforma en un algo único, ilimitado, sin horizontes visibles, en algo infinito que puede introducirse en un formato simple como el papel. Desde mis emociones más íntimas hasta mis estados de ánimo están contenidos en los trazos, los únicos a los que no puedo mentir ni engañar. De ahí que cada pieza tenga un énfasis particular en cada trazo, en cada mancha, en cada rayón, en cada línea, aunque tengan la apariencia de un accidente. Cada accidente está premeditado. La experimentación con los materiales es otro recurso que uso para destacar detalles. No tengo un tema específico pero me gusta dibujar mujeres y gatos o un híbrido de ambos; la mayoría de las veces dibujo lo que imagino. Todas mis ilustraciones guardan una parte de mí: en ocasiones, secretos e historias no contadas, sueños e invenciones de personajes que no podrían existir en otro lugar más que en mis trazos y mente. Sin embargo, todas están siempre abiertas al público para dar pie a que cada espectador pueda crear su propia historia, sus propios personajes, para que inicien una nueva narrativa. A la edad de 24 años, soy egresada de la Escuela Nacional de Artes Plásticas –de la Licenciatura de Diseño y Comunicación Visual– y de la Academia de San Carlos con un Diplomado en Arte Contemporáneo. Actualmente me dedico a la ilustración y la docencia.
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