Heriberto del Huerto Altamirano nació en un rancho y, desde que las primeras olas de Internet llegaron al pueblo, decidió largarse apenas le fuera posible a la Gran Ciudad, a vivir bajo noches iluminadas, tardes aglomeradas y moderneidad. De su vida austera no quería más que su desaparición. Cheche, como le decían por sus iniciales, llegó a su destino soñado a los 16 y, aunque se sintió como caviar recién empollado en un océano de posibilidades, nuca pudo conocer la superficie.
Soy grafitero, autodidacta. Empecé a pintar hace aproximadamente 4 años de manera ilegal, para luego enfocarme en pintar de manera un poco más elaborada. También fui buscando algunas alternativas nuevas hasta llegar a la ilustración digital.
Mi trabajo está basado en lo místico y religioso, en dualidades y deidades. Técnicamente me gustan las cosas mixtas y poder jugar con varias herramientas en un solo proyecto, pero sólo me gusta si es análogo. En mi trabajo digital me gusta usar únicamente la computadora, sin ninguna técnica extra.
Ajúa
Oí a lo lejos el escandaloso cencerro de esa vaca, de esa pinche vaca de pestañas enormes y de ubres colgadas. Y dulces.…
El pez
Por la boca muere el pez. El pez nada en el agua y en el agua la boca cerrada. Abre la boca, pesca…
Fábulas de gentrificación
Malditos hipsters, todo lo arruinan con sus chingados perros de razas exóticas y sus estúpidos sombreros. Todos siempre vestidos de colores chillones; ¿acaso…
Semper paratus
En un instante la noche consumió la tarde y la luz se perdió entre las nubes. Un relámpago nos devolvió el día; a…