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De la desintegración

Toda progresión sería un paso más hacia el vacío. El transcurrir de las horas, el curso de la noche, no representarían más que una de las formas de la desintegración. La materia pierde peso y sustancia, el tiempo desgasta la fuerza que le sujeta a su condición de ente complejo. Al principio la esencia goza de plenitud, sus energías vitales se hallan en estado pleno. Pero la energía no mantiene siempre la misma intensidad; se aburre, se cansa porque guarda muy adentro una inquietud destructiva.

La insustancialidad es también una necesidad de subsistencia: hubo una era en que los rayos lumínicos eran tan fuertes que los planetas volaban encendidos, la potencia del aire arrancaba los árboles y los lagos eran tan profundos que escondían el alimento de los hombres. Entonces la insustancialidad fue la condición para que las cosas persistieran: entre más livianas, más propicias para perdurar en un contorno que exigía ligereza. Las plantas debieron ser delgadas para soportar su crecimiento y las especies más débiles permitieron la evolución de otras, a costa de su exterminio. La vida es una esencia lánguida, la realidad una esfera de polvo en medio de la tempestad. La apariencia actual del mundo es el panorama raquítico de su antigua fisionomía corpulenta.

Las cosas se degeneran por instinto; la piel envejece, la luz se consume, los astros buscan el mejor sitio para marchitarse. Los hombres, a la orilla del mar, esperan con alegría el amanecer. No se dan cuenta de que cada día que pasa su presencia se desdibuja.

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Escritor. Ensayista y poeta, su escritura se centra en extraer situaciones estéticas del sistema nervioso central.
Ilustradora. Experta en llegar a casa sin dobladillo, hacerla de pepenador y mantener todo en absoluto desorden. “La Muñeca” (mote familiar que ganó al nacer por su tamaño convenientemente particular), se inclina por las artes gracias a los monos de perfil con grandes narices de su padre y a la famosa “libreta roja” de recortes y canciones su madre. Su incapacidad de recrear lo real nace a partir del “Alacrán, cran, cran” cuando, en lugar de una imagen, su madre pega uno real… Hace ilustraciones para revistas, libros para niños y de vez en cuando una que otra escultura con chicle o tela.
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