Skip to content

Desdoblamiento

De aquí nace una estrella. La más roja, la más incandescente y pura. Aquí en la soledad y la locura, donde nada existe más que la esperanza de encontrarse vivo durante las 24 horas de los 6 días de la semana. Unos dicen que hay un día más en el que se descansa; otros, en el que se idiotizan; otros, en el que no despegan los párpados hinchados de alcohol. 

Yo sólo conozco lo que me han permitido conocer: un espejo y la maravilla de ver las estrellas, de multiplicarme lentamente a mi conveniencia. ¿Qué más puedo pedir? ¿Qué más benevolencia pudo darme el cielo? Alejarme de la estupidez a cambio de la locura y el desdoblamiento natural, exponencial, extraordinario. Hacerme muchas veces y morir y nacer con más herramientas para ver las estrellas y cubrirme del frío.

Cada vez más natural, con menos días quizás, pues los seres de la Tierra no saben de días sino de edades, de generaciones, de eras. Yo soy parte de una era antigua, donde el espejo era yo mismo y las estrellas mi corazón. Yo fui uno y tantos.

Loading
Escritor. Editor y librólogo de lunes a domingo, trabajo desde el balconcito de mi casa, al lado de las dueñas de mis quincenas. Escucho música todo el día y como a mis horas. No me gustan las mascotas que puedan dejar pelos.
Ilustrador. Me gusta caminar, observar atento, hablar y hablar y hablar, la palidez del otoño y sus colores en el aire, el olor del café y los rincones vacíos.
Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Flotando

Amor y amistad

Casi siempre, de un tiempo para acá, viste de negro o de gris. Va con los labios rojos encendidos. Su cabello lacio y…

Humanos demasiado humanos

Primero fue la imagen

El fracaso del Proyecto Humanidad no sorprendió a nadie (de hecho todos lo esperaban) aunque de pronto se sintiera en el ambiente una…

Censura

Ciudad

Tráfico, edificios altísimos, smog y ese tono gris casi imperceptible pero inequívoco que caracteriza a las grandes urbes. Ahí estaba el hombre, a…

Volver arriba