Lleguemos a un acuerdo, tú me lees, yo te escribo.
«Había noches en que todo el mundo estaba como esperando algo y yo me sentía como un nómada fracasado, de esos que van a todas partes sin llegar a ningún lado.»
Escribo «adios» sin acento para que no suene a despedida.
Ilustrador. Me gusta caminar, observar atento, hablar y hablar y hablar, la palidez del otoño y sus colores en el aire, el olor del café y los rincones vacíos.
Marchas y marchitas
Desde niños nos enseñan a marchar, en la escuela te acomodan por estaturas, te ponen uniforme, marchas, creces y te enseñan a marchar…
Claro de sol
Para ese momento, el fuelle del pecho se despegaba en un delirio. Probablemente —no podría saberlo— tendría dos costillas rotas, quizá la nariz,…
La otra Rapunzel
Caída desde la luna, insistía en llevar el cabello largo hasta más allá de la cintura. Más largo que el aliento y aún…