Hace unos meses desperté demasiado temprano y miré por la ventana. Había ahí un pajarito con una ramita en el pico. La dejó ahí, movió la cabeza tres o cuatro veces y se fue volando. Vivo en el octavo piso, así que pensé que el viento se la llevaría, pero permaneció ahí a pesar de que en los días siguientes llovió torrencialmente. Trabajo casi todo el día, casi siempre llego nada más a dormir al departamento e incluso a veces duermo en la oficina en donde, por cierto, estoy yo solo en un pequeño cubículo. Me he ido deshaciendo de mis relaciones familiares y de mis amistades, todo sea por sacar el trabajo. Para cuando llego, ya los vecinos están dormidos y ni siquiera alcanzo a saludarlos. Algunas noches estoy tan cansado que sólo llego y me acuesto, pero desde que vi al pajarito me asomo de repente a la ventana. Ha ido apareciendo de nuevo, cada vez con otra ramita y he visto cómo pone cada una para formar lo que al principio pensé que iba a ser un nido, pero no, por lo que veo será una corona de espinas. Últimamente me duele mucho la cabeza, por dormir tan poco, y cuando llego a caminar más de una cuadra me duele el pecho. Mis brazos van adelgazando pero los siento cada vez más pesados. No hay nada que valga la pena en mi vida, solamente ver qué sucederá cuando el pajarito termine la construcción. Por lo pronto me mira, mueve la cabeza tres o cuatro veces y se va.