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Escala en la nada

Estás esperando un avión que te llevará de vuelta a casa. Sabes que tienes que regresar pero no quieres hacerlo. Tomas el siguiente vuelo, uno desconocido, y pagas por una conexión a la nada.

No quieres saber a dónde irás ni cómo llegarás. Con los ojos tapados pides ayuda a la sobrecargo para llegar a tu asiento y te tapas los oídos para no escuchar nada acerca de aquel lugar.

Tras varias horas de vuelo, inciertas porque te ha ganado el sueño, despiertas y estás en otro aeropuerto, uno muy familiar. Has estado ahí antes, esperando las maletas. Esta vez las dejas y caminas hacia la salida. Tus ojos se nublan por el sol que pega directo en tu cara. Aún no sabes dónde estás, pero huele a aire limpio.

Nadie te espera, nadie te recoge; no hay autos, no hay calles. No hay destino ni lugar. No hay ruido, no hay gente y el horizonte espera por un nuevo paisaje.

Tomas tu libro de bolsillo, miras hacia el frente y caminas. Ya no tienes que ir a ningún lado, ahí estás… has llegado a casa.

 

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Escritora. Bruja de oficio, cocinera de palabras por accidente. Cambio de color todo el tiempo porque no me gusta el gris, un poco sí el negro, pero nada como un puñado de crayolas para ponerle matiz al papel. A veces escribo porque no sé cómo más decir las cosas, a veces pinto porque no sé como escribir lo que estoy pensando, pero siempre o casi siempre me visto de algún modo especial para despistar al enemigo. Me gusta hablar y aunque no me gusta mucho la gente, siempre encuentro algún modo de pasar bien el tiempo rodeada de toda clase de especies. El trabajo me apasiona, los lápices de madera No. 2 también; conocer lugares me fascina y comer rico me pone muy feliz. Vivo de las palabras, del Internet y de levantarme todas las mañanas para seguir una rutina que espero algún día pueda romper para irme a vivir a la playa, tomar bloody marys con sombrillita y ponerme al sol hasta que me arda la conciencia. Por el momento vivo enamorada y no conozco otro lugar mejor. El latte caliente, una caja de camellos, una coca cola fría por la tarde, si se puede coca cola todo el día, y un beso antes de dormir son mi receta favorita para sonreír cuando incluso el color más brillante se ve gris.

La Avinchuela mágica.

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Aparato

Juliana se quedó trabada pensando en el hoy. Siempre será hoy cuando le pase todo: hoy se morirá su perro, hoy se morirá…

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