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Espasmo

Espasmo.
(Del lat. spasmus, y este del gr. σπασμός).

1. m. Enfriamiento, romadizo.

2. m. Lit. Contracción involuntaria de los músculos, producida generalmente por mecanismo reflejo, de manera súbita durante ciertos martes por la tarde o jueves en la noche, cuando el cuerpo se acuerda de ella, de sus tejidos ambarinos, de sus pelitos tibios y se contrae felino preparándose para la caza, para matar un poco la religión con ella y explotar ahí adentro, pero no pasa.

3. m Bio. Encogimiento inconsciente del cuerpo, en preparación instintiva para apretar sus carnes tibias, lamer sus escasos sudores y vivir un rato en ese pelo sustancioso, pero no pasa.

Aclaración. El espasmo sin ella suele culminar en dolores agudos y sudoración excesiva de los sobacos, sensación urticante en la cabeza, jorobas atemporales, halitosis de desesperanza y, en casos poco frecuentes, se despliega automáticamente en un salto fortuito hacia adelante que suele llevar a los individuos afectados a estallar como resortes humanos contra las paredes o ventanas o abismos, llevándose por delante lo que tengan: objetos, personas, mesas, sillas, animales, plantas, esculturas, jefes, pero, sobretodo, paredes, ¡paredes! Como si el amor muriera en las paredes.

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Escritor/Ilustrador. Diseñador gráfico alma vendida, hedonista de bolsillo vacío, activista de la pereza y los vicios solitarios, nacido en tierra de nadie Santiago de Cali, prosperó en la vida alegre y fue criado en modo experimental, casi como un hámster de ritmos tropicales, con la ternura y los dientes necesarios para dar un par de puñaladas de cariño y el justo pelito afelpado de la embriaguez. Cree que el juicio es una trampa, la cerveza es una dicha y el humor confunde al tiempo; cree que el dinero es para los amigos, los genitales para el viento tibio y un vaso de licor con hielos para mantener el equilibrio en cualquier ocasión que valga la pena. Dibuja desde siempre, con disciplina de borracho -tinta y mugre- y nunca termina nada, no sabe de finales ni de principios ni de la ciencia exacta del éxito. Pero sabe caminar por ahí, encontrando compinches que han iluminado las vueltas de su vida, y le escuchan sus teorías de viejo impertinente, iconoclasta y prostático, a cambio del poco tiempo que nos queda. Amén.
Ilustrador. Lo que nos da la propiedad de reyes o reinas es la vida misma y el hecho de que la vivamos personal e individualmente aun cuando sabemos que somos parte de un todo, aun cuando en los momentos más oscuros nos consuele saber que nuestras oscuras preguntas estén en la mente / espíritu / alma / esencia de otros. Esa virtud innata de vivir es fuertemente enriquecida con la virtud de dar vida, de ser nosotros mismos canales para la creación de nuevos mundos que se impongan a la cuestionante y finita realidad. Es allí donde creo confluir con este proyecto de creación colectiva, donde los ríos se cruzan aumentando su caudal para simplemente seguir irrigando (sí, también, por qué no, hasta llegar al mar).
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