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Hombre del mañana

Un día me voy a levantar a una hora razonable, voy a desayunar algo más que café (jugo, dos rebanadas de tocino, pan integral), voy a recuperar mi rutina de ejercicio y después voy a desayunar otra vez (como persona y no la tomadura de pelo de hace una hora). Tomaré un baño corto y frío. Leeré al menos dos horas, avanzaré con esa traducción, luego practicaré mi caligrafía. Al pie del escritorio, escribiré el mejor cuento del mundo, el que no pudo escribir Kipling. Y seguiré así y así serán los días. Quizá hasta salga a la calle y esta vez no intente degollar niños en el metro.

Es sólo que ese día no es hoy.

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Escritor. Lugar común: perfil obsesivo compulsivo, pero es cierto y útil en producción editorial. Editor, traductor, corrector de estilo.
Ilustradora. Buscadora, viajera, siempre cambiante. Contadora de historias en este viaje ilustrado.
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No pares, ¡sigue leyendo!

Al muro en sus labios

Pena

En ella vio las mismas sombras, hablaban de los mismos fantasmas. La misma acidez patibularia cada vez que se sentaban a la mesa…

El sucio negocio del amor

Primero fue la imagen

Llevaba las monedas apretadas en la mano sintiendo, oliendo, saboreando casi ese metal, ese olor insufrible de la moneda vieja que además no…

Escondite

Llamada

—Sí, estuvo tenaz. Daniel le tenía agarrada la mano cuando el Jonathan simplemente cerró los ojos y dejó de respirar. Y la ambulancia…

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