Entraste a mi vida cuando no había profundas tristezas, sólo tristezas.
Trajiste contigo la calma.
Convertiste mis deseos en realidades.
Abriste en mí camino.
Ahora, en medio de este pequeño insomnio turbulento, veo tu rostro dormido, escucho tu respirar sereno, lleno de sosiego, lleno de esa profunda calma.
Calma que yo no tengo.
Sosiego que me quita pensar en la muerte.
Calma que me dará la muerte.