«La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo.»
En la obscura esquina del angustiante, sucio y derruido cuarto se colaba un pequeño haz de luz, el olor era desagradable. Tal vez eran días enteros los que llevaba ahí dentro, perdido, en viajes, encerrado en mi propia mente y sin poder encontrar la llave para escapar.
[…]El inframundo es un lugar lleno de sorpresas. Justo ahora me pongo a pensar en todas las cosas que sucedieron en mi vida y que me trajeron hasta esto; nunca imaginé que un trato de esa índole iba a causar este efecto en mi existencia. Muchas veces las verdades nos llegan hasta que tocamos fondo y en mi caso esto fue tan literal como pueda ser tomado.
Saludé al diablo con el filo de un amargo papel absorbente aún asomándose entre mis labios.
