Skip to content

La legra

Tú querías ir y yo quería que fueras. Definitivamente no era el momento de pensar en tenerlo. Nunca he estado lo suficientemente decidido a traer un niño a este mundo de mierda.

Un departamento vacío en la  orilla de la ciudad: el lugar ideal para un consultorio del que no se quería dejar ningún rastro. Apenas una cama para revisión.

Llegamos cerca de las nueve, una pareja salía con la misma jodida expresión con la que nosotros entrábamos.

Nos recibió un hombre con bata blanca que dijo ser el doctor; pudo ser el plomero pero daba igual.

Te dijo que te desnudaras, que subieras a la mesa y abrieras las piernas. Te inyectó algo, no alcancé a ver qué era.

Mientras esperábamos a que hiciera efecto, me cobró. Guardó los billetes en el escritorio después de contarlos.

Se puso guantes, introdujo aquel espejo en forma de pato en tu vagina y me dejó mirar dentro de ti. Sentí deseo.

Me gustó mirarte adormecida entre alucinaciones, mirarte perdida con las piernas abiertas y la legra que metía y sacaba el médico de tu cuerpo. Yo quería ser aquella cuchara larga y sin fondo que se llenaba de carmines.

Lo hubiera quitado de ti y te hubiera penetrado de nuevo como lo hice aquella tarde; hubiera saciado este placer apócrifo pero me detuvo la estúpida culpa, y aquella cubeta de metal que se llenaba poco a poco con los restos de lo que hubiera sido.

Escritor. Estudió Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Obtuvo el premio José Emilio Pacheco, en el área de poesía, así como la beca Edmundo Valadés para publicaciones independientes, en 2004, 2005 y 2009. Actualmente es editor de la gaceta de literatura y gráfica Literal, y de sus distintas colecciones.

Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Por si acaso

Aparato

He decidido darle cuerda a este corazón oxidado ponerlo en marcha una vez más hacer que salga musiquita por cada uno de sus…

Amor insecticida

Amor y amistad

Siempre he encontrado un especial encanto por los amores imposibles; esa atracción suicida al intentar cruzar la línea de la amistad, esa que…

La fiesta

Sorpresa

Hay un tipo especial de infierno que parece muy simpático, como una broma de mal gusto. Se borran todos tus recuerdos. Sólo queda…

Crear

Amor y amistad

Esto que somos y lo que fuimos: fiesta de estrellas aferradas al beso anónimo, a la caricia prehistórica de noches centuplicadas derramándose sobre…

Volver arriba