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Me das fuego por favor

Emerger como un héroe a través del humo de tu cigarro, agitar esas tristes aguas de los bares olvidados antecedido por una brasa incandescente, ardiente como cualquier antorcha del infierno; soslayar la música caliente y llevarte la mano a la cara como Sean Connery haciendo de James Bond, lentamente, hasta ese cigarro que te enaltece, hasta ese rollo de papel blanquísimo que acentúa tu hombría, y retirarlo de la boca únicamente para descender de las alturas y otear, desde tu grandeza megalómana, desde tu torre de éxito y prosperidad, a ver quién hay, quién se merece el milagro diáfano de tu compañía, de tu mirada, y vuelve ese pitillo a tus labios, tus dedos sosteniéndolo con la gallardía de los viejos tangueros porteños, alzando la ceja como un detective sanguíneo enfundado en una gabardina, en un sombrero negro, enfundado en el eterno callejón oscuro de la noche; más afilado que tus intenciones, que tus labios rodeando esa fuente de humo suramericano, azuloso como un cadáver; tus labios lamiendo la fuente misma del misterio, besando la muerte y expulsándola de la manera mas sensual que ha podido ocurrírsele a humano alguno.

Ver a la nena, a la mujer, a la femme que hace lo mismo que vos, que exhala en un orgasmo el humo plateado de sus intenciones inguinales, de sus ansías de procrear dioses y mejorar la especie.¿Cómo no encontrarse? Vas hacia ella, los dos poseen el fuego, los dos manipulan libidinosos el material primigenio de las estrellas, los dos respirarán el desaliento de los volcanes del pacífico, se merecerán y se mecerán a través de los siglos y la música.

Está escrito en las cenizas del tiempo.

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Escritor/Ilustrador. Diseñador gráfico alma vendida, hedonista de bolsillo vacío, activista de la pereza y los vicios solitarios, nacido en tierra de nadie Santiago de Cali, prosperó en la vida alegre y fue criado en modo experimental, casi como un hámster de ritmos tropicales, con la ternura y los dientes necesarios para dar un par de puñaladas de cariño y el justo pelito afelpado de la embriaguez. Cree que el juicio es una trampa, la cerveza es una dicha y el humor confunde al tiempo; cree que el dinero es para los amigos, los genitales para el viento tibio y un vaso de licor con hielos para mantener el equilibrio en cualquier ocasión que valga la pena. Dibuja desde siempre, con disciplina de borracho -tinta y mugre- y nunca termina nada, no sabe de finales ni de principios ni de la ciencia exacta del éxito. Pero sabe caminar por ahí, encontrando compinches que han iluminado las vueltas de su vida, y le escuchan sus teorías de viejo impertinente, iconoclasta y prostático, a cambio del poco tiempo que nos queda. Amén.
Diseñador / ilustrador / animador / teatrera / mesera y lo que venga.
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