Te llaman mis fantasmas intersticiales, mi bostezo entre las piernas, mi negro musgo de esporas inefables.
Te llama la noche que gotea entre mis labios, entre mis muslos de algodón de azúcar y mis cúmulos de arena.
Te llaman mis pezones hambrientos de penumbra, a cientos de lenguas de distancia.
Maúlla sombras el obscuro animal de la memoria.