En un suspiro de sangre concluye el vuelo del gato sin uñas.
Sus pulmones de felpa nunca maullaron por última vez.
Su astucia felina sucumbió en una niebla de atún.
No cayó en ninguna de sus patas,
muchos pisos más abajo.
No lo rescaté del pavimento indiferente,
lo rescaté de las palomas que se daban
un festín de venganza.
