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Neón

A brillo de pulmón inflábamos planetas. De la pulpa del aliento asomaban resplandores, dientes de león que se elevaban hasta el paladar del cielo.

Y

le

lamía

en

braille

y

le

leía

el

viento

y

me

guiaban

cernícalos

sextantes

.

Nevaba neón sobre cada oscuridad del esqueleto.

 

En una vida anterior fui encargada de un videoclub en Ciudad Juárez, actriz de teatro: bolero, ángel, diabla, preciosa ridícula, cantante, abogada, mujer fatal, vividora, loca, desahuciada, princesa, bruja, rata bailarina, niña, niño, tortuga, anciana…; modelo, ayudante de un mago y faquir, vendedora de amuletos cósmicos en ferias del pueblo, vendedora de tiempos compartidos, asistente de un psiquiatra bebedor, mesera con escote amplio, telefonista de call-center, paseadora de perros, guionista, correctora de estilo, redactora publicitaria y estratega de contenidos web. Ahora vivo reencarnada en mí.

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Ana camina entre la multitud enardecida hacia las puertas del Senado y, como si fuera una boda militar, todos le ceden el paso…

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