Niña que salta, niña que baila. Niña que tiembla de alegría. Niña eveready de goma vibrante. Niña sonrisas. Niña enferma de cosquillas y miembro vitalicio del clan de los alegres. Niña preciosa de piel de tiza, manos de pandereta y piernas de marimba. Niña sin edad con sexo de juguete. Niña campeona de danza en la banqueta. Niña sinvergüenza cantante de ducha, lluvia y buses. Niña reina de espasmos abdominales. Niña enemiga del ratón Pérez. Niña gimnasta de parque. Niña diurética. Niña matriarca de las lloronas de felicidad. Niña de luz ocular y resplandor permanente. Niña viva sin muerte. Niña despeinada de risa jocosa y manos abiertas. Niña contagiosa, usted no me conoce y finalmente no soy nadie, pero me atrevo a preguntarle: ¿quiere convertirse en Dios?
El mes equivocado
A Sylvia Plath Le escribiste a la muerte en el mes equivocado. A lo mejor cerraste los ojos para distraerte con la velocidad…
¡Que venga!
Alguien piensa que las palabras con h intermedia la adquirieron porque dios les sopló encima o porque les tocó el alma. Esa h…
El adiós de siempre
Sé que te has ido y que nunca leerás esta carta que en realidad escribo para mí. ¿Por qué para mí? Para convencerme…
Membranas de Luz
Se abren mis ventanas y adopto al viento táctil y precioso que aparece frente a estas hambres y frente a estos huecos que…