Skip to content

No se me ocurre nadar

En tu gruta kárstica, en tu río subcutáneo, en tu discontinuidad de Lehmann.

En tu corazón de fruta, en tus ojos sésiles, en las muescas de tus manos.

En tus esquinas doblaré mis huecos.

En tus bordes afilaré mis labios.

 

 

En una vida anterior fui encargada de un videoclub en Ciudad Juárez, actriz de teatro: bolero, ángel, diabla, preciosa ridícula, cantante, abogada, mujer fatal, vividora, loca, desahuciada, princesa, bruja, rata bailarina, niña, niño, tortuga, anciana…; modelo, ayudante de un mago y faquir, vendedora de amuletos cósmicos en ferias del pueblo, vendedora de tiempos compartidos, asistente de un psiquiatra bebedor, mesera con escote amplio, telefonista de call-center, paseadora de perros, guionista, correctora de estilo, redactora publicitaria y estratega de contenidos web. Ahora vivo reencarnada en mí.

Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Las nubes

Infancia

Recordé cuando me gustaba girar muchas veces mientras miraba al cielo. Cuando me dejaba caer en el jardín y la tierra y yo…

Una parte de mí

Pena

Siempre lucía orgullosa con su corona de nieve, oteando el horizonte, vigilante y maternal. Dejé en sus faldas aromadas de tierra y lluvia…

Volver arriba