Norberto fue un chico muy tímido hasta que, hacía unos meses, tuvo que dar un discurso de graduación frente a todos en la secundaria. Después hasta consiguió novia.
Ella entró a su habitación tan sólo con ropa interior roja. Ella siempre se las daba de muy santa sin dejarle meter mano siquiera por arriba de la cintura, pero ahora estaba ahí, «frágil».
—¿Qué opinas?
Norberto dejó el control de su consola de videojuegos a un lado, encendió la luz con dos palmadas, echó un vistazo y dijo:
—Wow, se te ve fantástico… ese color te queda muy bien.
Ella esperaba otra reacción, que él se levantara y la tomara en sus brazos. Salió muy decepcionada y, aunque Norberto la siguió y trató de arreglar las cosas, fue demasiado tarde.
Corrió el rumor en la preparatoria de que era gay, la escena fue recreada cuadro por cuadro en la mente de los alumnos. Debido a esto otro chico quiso estrechar su relación con él, lo que confirmó las sospechas de los demás. En cierta ocasión el chico tomó su mano. Norberto retiró la suya.
—Pensé… que…
—No hay problema, somos amigos. Solamente eso.
—¿Eres asexual o algo por el estilo?
—No. Tengo un problema diferente.
—¿Eres impotente?
—No, no. Es que… ¿te acuerdas del discurso que tuve que dar en la graduación de la secu?
—¿Quién no lo recuerda? Estuviste… fabuloso…
—Sí… es que me dijeron que imaginara a toda la gente en ropa interior para vencer los nervios… y así, los vi bien clarito a todos… pero el problema es que nunca dejé de verlos así…
—¿Cómo?
—Traes ropa interior aqua… con estampado de patos amarillos.
—Ahh…