Miércoles 25 de junio, 7 de la tarde. Lugar: Café-Bar Las Hormigas, Casa del Poeta Ramón López Velarde, México, D. F. El evento que más nervios nos daba. El momento final, oficial y real de dar la cara y presentar todo lo que logramos con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y su programa de Fomento para Proyectos y Coinversiones Culturales, emisión 2013.
Ahora sí era “en serio”: un lugar de mayor prestigio en el ámbito literario, invitación a prensa y un ambiente más formal que cualquiera al que nos hubiéramos enfrentado antes. Si bien Hernán Bravo –nuestro contacto en la Casa del Poeta– confió y creyó en nosotros con un año de antelación, era el momento de demostrarle que no se equivocaba al creer en nosotros.
A las 6 de la tarde me encontraba colocando el cañón, dejando los vinitos para el brindis, organizando los prints y ubicando un par de libritos en cada mesa del salón. Aunque el evento era a las siete, me sorprendieron un par de periodistas al pedirme una entrevista. Así que todo empezó desde antes, frente a frente con periodistas que me buscaban por mi nombre (o seudónimo). Me puse a hablar de Deletéreo y los autores y nuestros objetivos, y la lectura y la ilustración y quién sabe qué cosas más. Lógicamente los despedí con su libro y un par de postales, les agradecí y nos dispusimos a organizar todo para el evento.
Dieron las 7 y, como tal vez debimos prever para estas fechas, la lluvia azotaba a la colonia Roma. No hay problema, nadie llega en punto ¿no? Esperamos 45 minutos mientras la gente llegaba empapada o escondida en sus paraguas. Arrancamos.
Junto a Jorge Segoviano, querido amigo que nos acompaña en el proyecto como escritor (y prologuista de nuestro primer libro y asesor cultural de vez en cuando) nos subimos al podio, prendimos el cañón y empezamos a hablarle al micrófono.
Como en la mayoría de presentaciones, todo arrancó muy normalito: leímos el prólogo, pusimos los videos que hicimos para promocionar el proyecto, presentamos la web, las aplicaciones y el libro. Agradecimos al FONCA y preguntamos si alguien tenía preguntas… sólo hubo dos y creo que no fueron muy relevantes porque no las recuerdo muy bien.
Pero después todo se puso mejor. Los colaboradores presentes levantaron la mano, salí del podio y libro en mano cada uno de los escritores e ilustradores leía una de sus obras y platicaba acerca de su experiencia, del significado que tenía el proyecto personalmente. Hubo risas, hubo nervios, hubo mucha empatía. Pasamos una media hora en esta dinámica, con el público mirando a su lado en lugar de al frente, escuchando las voces detrás del proyecto. Fue algo muy agradable e íntimo.
Cerramos la presentación con un brindis de Jorge, todos los presentes levantaron su copa de vino y nos acompañaron con un ¡salud! cantado al unísono.
Apagamos los micrófonos y nuevamente unos cuantos desconocidos se nos acercaron, nos dijeron que estaban ahí por casualidad y que les había encantado el proyecto, que nos seguirían de cerca (no me canso de oír esas palabras).
Si bien empezamos formales, se nos salió lo Deletéreo y se convirtió en una noche de convivio cultural, una noche entre amigos, una noche de esas que uno escucha entre los viejos cuando en este o ese lugar se reunían personas a hablar de cultura y proyectos y tomarse una copa. Fue una buena noche, fue un gran miércoles.
Y por supuesto, todo esto debemos agradecérselo a Hernán Bravo y Maricarmen Férez y a la Casa del Poeta Ramón López Velarde por prestarnos su casa. También, por mucho de lo que hemos logrado últimamente, es imprescindible agradecer al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes por ayudarnos a hacer todo esto posible.
¡Nos vemos pronto!