Camino. Zancada a zancada desprendo el suelo bajo los talones. Desplanto sigo avanzo giro. No me muevo. Doy un paso y el mundo abre sus ojos. Es el mundo que gira bajo mis pies zancada a zancada. Es el mundo que se revela frente a mí y desaparece en cuanto despego las plantas del suelo. Es el mundo que se disuelve en el aire justo cuando lo dejo atrás. A mi espalda nada existe. Y te traspaso para llevarte el vacío. Y si mi conmiseración lo permite, quizá gire sobre mis talones —los goznes del universo— y te mire antes de entregarte al olvido. Te olvido y eres de la misma materia que la oscuridad. Eres el zumbido que se desprecia.
Soy el creador. El engrane de la gran maquinaria, el aire de todo equilibrio, el señor todas las aguas, la potencia de todo el deseo, el emperador de todos los cielos.
Yo soy el Rey.