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Noche sin testigos

En el día los pensamientos más densos se cristalizan hasta volverse imperceptibles.

Los primeros rayos de luz traspasan estos pensamientos con facilidad, dejando ver entre las paredes todas las preocupaciones cotidianas, las llamadas, las discusiones, los besos, los olvidos, las cosas que se van a poder hacer y las cosas que no.

Mientras, todas las ocupaciones se comen el día y todas las voces suenan diferentes pero dicen lo mismo en su afán por vivir.

Ya en el ocaso me torno cansado de ciudad y de ruido. Salgo y miro la forma del cielo que se oscurece a veces con vetas de colores cálidos, a veces simplemente azul cada vez más oscuro.

Anochece. Poco a poco las voces desaparecen, los objetos se desdibujan, las luces se apagan.

Los miedos más oscuros toman forma de pensamientos. De pensamientos densos y solitarios.

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Ilustrador. Lo que nos da la propiedad de reyes o reinas es la vida misma y el hecho de que la vivamos personal e individualmente aun cuando sabemos que somos parte de un todo, aun cuando en los momentos más oscuros nos consuele saber que nuestras oscuras preguntas estén en la mente / espíritu / alma / esencia de otros. Esa virtud innata de vivir es fuertemente enriquecida con la virtud de dar vida, de ser nosotros mismos canales para la creación de nuevos mundos que se impongan a la cuestionante y finita realidad. Es allí donde creo confluir con este proyecto de creación colectiva, donde los ríos se cruzan aumentando su caudal para simplemente seguir irrigando (sí, también, por qué no, hasta llegar al mar).
Ilustradora. Soy un pedazo de circunstancia mutante.
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